martes, mayo 31, 2016

¿Cuál debe ser la postura sincera que la Iglesia debe tener ante el avance de las propuestas del LGTB, la crisis moral y social de nuestro país, la crisis política y la crisis de gobierno?

¿Es el mundo el que debe cambiar o es la iglesia la que debe cambiar?

Salmo 128
1 Bienaventurado todo aquél que teme al SEÑOR, Que anda en Sus caminos.
Cuando comas del trabajo de tus manos, Dichoso serás y te irá bien.
Tu mujer será como fecunda vid En el interior de tu casa; Tus hijos como plantas de olivo Alrededor de tu mesa.
4  Así será bendecido el hombre Que teme al SEÑOR.
El SEÑOR te bendiga desde Sion, Veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida,
6  Y veas a los hijos de tus hijos. ¡Paz sea sobre Israel!

Meditando en este salmo para exponerlo a la iglesia, consideré, la situación que la iglesia vive hoy en día, asi como el rumbo que ha tomado la sociedad en nuestro país (México) y el mundo occidental en general.
“Bienaventurado todo aquél que teme al SEÑOR”, dice el salmo, y lo primero que debemos considerar es el término “que teme al SEÑOR”.
El gran problema de muchos cristianos para andar en el temor del Señor, es que no tienen claro a que se refiere este término.
Algunos preguntan ¿si la Biblia me enseña que Dios me ama, porque debería tenerle miedo? Otros mas exponen dudas semejantes.
La respuesta más común para explicar este concepto es: no se trata de tenerle miedo, sino de tenerle reverencia y respeto.
Esto es correcto, pero siendo sinceros, no resuelve la duda, en realidad no responde a la verdadera inquietud.
Así que expongamos el término “temer” por medio de ejemplos:
Cuando una muchacha se viste de determinada manera, le preocupa lo que dirán sus amigas, ella tiene temor de sus amigas. Cuando un joven hace algunas cosas preocupado por lo que dirán sus amigos, él tiene temor de sus amigos. Alguien que se pregunta lo que dirán sus conocidos, tiene temor de ellos, eso es tener temor,
Todos tenemos temor de alguien en esta vida, y eso no significa que le tengamos miedo.
La Biblia enseña que lo correcto es, que tengamos temor de Dios. Es decir, que al decidir sobre algo, o antes de hacer algo pensemos “¿qué dirá Dios de mi si hago esto o digo aquello? ¿qué pensará Dios de mí?”.
En pocas palabras temor a Dios es que nos importa lo que Dios piensa de nuestras acciones o pensamientos. Y tomar eso en cuenta es lo que hace bienaventurado al hombre.
Pero lo que medité respecto de este pasaje es:
- ¿vivimos en el temor de Dios como pueblo de Dios?
- ¿En realidad la iglesia se pregunta lo que Dios ha de pensar sobre ella por las cosas que hace?
- ¿Los predicadores se preguntan qué pensará Dios de ellos por lo que predican?
- ¿Los padres de familia cristianos se preocupan por su estilo de vida y por lo que enseñan a sus hijos?
- ¿Los que dirigen el canto en la iglesia y los que escriben música están pensando en lo que Dios opina de sus acciones y sus cantos?
No es raro encontrar a algunos cristianos desarrollando planes y después de que el plan está hecho, ponerlo en las manos de Dios, para que él respalde tal plan; pero no consultan a Dios.
En realidad muchos ni siquiera se interesan en si Dios es real o no, la iglesia es solo una empresa que hay que impulsar, un nicho de mercado.
La comodidad y un buen estilo de vida se han vuelto las metas de la mayoría de los cristianos, y  no es que esto sea malo en sí, pero no es por lo que Cristo murió.
Muchos asisten a la iglesia a participar de un buen tiempo de canto, algo que les conmueva y toque su corazón, para sentir “bonito”; y a la vez escuchar un mensaje alentador que les levante el ánimo. Ofrendan para que su conciencia esté tranquila.
Pocos son los que en verdad están deseosos de ser transformados por Dios en su vida personal, para llegar a ser la imagen de Cristo.
Ya es común hoy en día ver al evangelio correr por las calles totalmente diluido. Muchos personajes populares son cristianos y asisten a la iglesia del pastor fulano o zutano. Cualquiera se dice cristiano sin siquiera saber qué fue lo que dijo Cristo, pues la meta es lograr buena asistencia al culto y no que la gente se convierta de las tinieblas y el pecado, a Cristo.
Por lo tanto, al pensar en lo que ocurre en muchos países donde la palabra de Dios se predica con una amplia libertad, la oposición y decadencia, el avance de ideologías como la del Lobby Gay, debemos pensar ¿es el diablo el que actúa o es Dios quien está obrando en su pueblo.
Es importante reconocer que la iglesia nunca ha sido enemiga de los homosexuales. Históricamente no los ha despreciado como personas, y si alguien ha hecho violencia contra ellos, como lo señalan para justificar sus ideas, no hemos sido los cristianos.
Sin embargo es una realidad que el movimiento que hoy dice representar “los derechos de los homosexuales (LGTB)” ve en los cristianos un firme opositor, un enemigo, pues su manejo del concepto de “homofobia” está dirigido a señalar a todos los que no comparten sus ideas, y es intolerante contra ellos.
A esto podemos sumar los conflictos sociales, manifestados en marchas, plantones, el descaro de los políticos, los problemas económicos generalizados, las leyes claramente diseñadas para favorecer a un grupo en particular en menoscabo del resto del país, la crisis moral, la ya tan común violencia desatada, etc.
Esto nos lleva a pensar ¿debe ser la sociedad la que debe cambiar o es la iglesia la que debe cambiar?
Dios mismo fue quien puso al pueblo de Israel en dificultad a lo largo del libro de Jueces por su falta de temor manifestado en su idolatría, y una vez que se volvían a él, eran liberados.
Fue Dios quien dejó permanecer a algunos pueblos cananeos entre Israel para probarlos y hacerles entender su necesidad de buscarle y depender de él.
Llama la atención el hecho de que el pasaje más predicado en los 80’s era 2 Crónicas 7:14
“Y se humilla Mi pueblo sobre el cual es invocado Mi nombre, y oran, buscan Mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces Yo oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra.”

Sin embargo tan pronto el profesionalismo, la autosuficiencia y la autocomplacencia tomaron el lugar de Dios, la iglesia dejó de buscar a Dios y se olvidó que el poder de Dios se perfecciona en la debilidad.
Pablo habla de la dolorosa enseñanza que recibió cuando Dios le envió un aguijón para no exaltarse por la extraordinaria grandeza de las revelaciones que recibió.
Pero hoy en día es común ver cristianos exaltándose a sí mismos, en revelaciones, palabras proféticas, logros personales, etc. sin pensar en lo que Dios dice sobre eso.
¿Es la situación actual el aguijón que Dios ha puesto para que su poder se perfeccione en la debilidad de la iglesia?
La realidad es que no es la sociedad la que necesita cambiar, es la iglesia la que debe cambiar. Su falta de temor a Dios es por lo que Dios le ha traído situaciones que le recuerden que debe mirar a él.
Lo que debemos considerar es que es tiempo de volver a vivir en el temor de Dios, y aprender nuevamente a depender de él.
La iglesia debe volverse a Dios, a tener temor de Dios.
En Cristo
J. David Amador M.

Pastor

Citas en la NBLH, Nueva Biblia de los Hispanos o Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy. © 2005, The Lokcman Foundation.

miércoles, abril 20, 2016

BIENVENIDOS


Este es el blog de la Iglesia Cristiana Evangélica Transformación de Vida.



Por medio de este blog esperamos colaborar con aquellos que buscan de todo corazón a Jesucristo, en su trabajo de preparación para el gran día en que él vuelva, y así nos halle siendo tal como él es. 1 Juan 3:2; 4:17.

Nuestro objetivo como iglesia es:

"Alcanzar y edificar a los no creyentes con el Evangelio de Jesucristo"





En Cristo,
J. David Amador, Pastor.


Dios y la historia

Hay un tema que apasiona a muchas personas en las iglesias, tal vez por el enfoque que se le ha dado respecto al futuro de la iglesia, o tal vez sólo por ser un tema que produce curiosidad y suspicacia. Lo cierto es que muchos están convencidos de que en estos tiempos se tejen importantes acciones secretas con el fin de establecer los cimientos de un orden mundial que dará paso al gobierno del anticristo y del fin del mundo.
Y es interesante tomarse un tiempo para escuchar a los cristianos que están convencidos de esto, pues este tema lo relacionan con otros temas que despiertan gran interés, como lo es la guerra espiritual.
Esto se nutre de información de la vida diaria, un presidente que toma una decisión, un país que entra en guerra, una crisis económica, un grupo que planea construir un templo en oriente, etc. Esto de inmediato se relaciona con la idea de que el diablo y los demonios están bloqueando a la gente que obra a favor del reino de Dios.
Podemos agregar a esto el llamado “conspiracionismo” que es la corriente que explica los acontecimientos internacionales por medio de la existencia de un grupo secreto muy poderoso y generalmente malintencionado.
Ahí es cuando surgen los nombres de grupos como los masones, los illuminati, grupo Bilderberg; así como el nombre de empresas, como en su tiempo se mencionó a P&G, Cocacola, Disney, etc. Además de una larga lista de caricaturas, artistas, etc. Aunque nada de esto pueda ser realmente probado.
Sea cierto esto o no, la verdad es que excita la curiosidad y levanta el ánimo, atrayendo a  muchos curiosos que aparentan convertirse a Cristo ante el panorama tan desolador que se muestra. Es por eso que este tema ha sido el fuerte de muchos predicadores para reunir gente y formarlos en un supuesto evangelio que les capacita para descubrir los planes secretos del anticristo.
Pero esto ha generado una gran cantidad de “cristianos” que no conocen menos de la Biblia, que de los movimientos de grupos secretos.
Ante esto, hay dos realidades que debemos tomar en cuenta:
1. El ser humano es pecador por naturaleza, tal como la Biblia lo enseña. Sus acciones siempre están dirigidas en dirección opuesta a la Palabra de Dios. Desde que Caín mató a Abel se ha manifestado el deseo del ser humano de dirigir las circunstancias mundiales a su favor. Así que no es de extrañar que existan grupos de gente con intereses en común que busquen influir en la política, la economía y en todo tipo de asuntos que les beneficien, incluida la religión. Pero esto es tan antiguo como la torre de Babel y no debe ser un asunto que se tome como una trama secreta reciente. Ordenes mundiales han venido e ido a lo largo de la historia.
2. Dios es eterno y eso implica que todo lo demás es temporal. Reinos han venido y reinos han ido, pero la voluntad de Dios permanece para siempre. El Antiguo Testamento enseña que los reinos Asirio, Babilonio y Persa fueron instrumentos de Dios para tratar a su pueblo. Nada, nunca se ha salido del control de Dios. Por mucho que haya cosas fuera de control, la Biblia nos enseña en los libros de Los reyes y de Crónicas que las victorias de todo pueblo estuvieron siempre bajo la decisión de Dios.
¿Puede entonces haber un grupo, o un espíritu de maldad que obre fuera del poder y autoridad de Dios?
Cuando Jesús instruyó a sus discípulos sobre la tarea de hacer discípulos de todas las naciones, primeramente les aclaró que él tiene todo dominio, tanto en el cielo como en la tierra.
Es verdad que hay cristianos que, aunque declaren que Dios es todo poderoso, en su mente se ha establecido la idea de que sus planes pueden ser frustrados y que hay cosas secretas que escapan a su vista. Por eso se turban con estos temas, ya que carecen de una verdadera confianza respecto de la protección y dirección de Dios, a final de cuentas quien confiaría en un Dios que puede ser burlado.
Pero nosotros no experimentamos eso, pues reconocemos en Dios al todo poderoso, y creador de todo lo que existe, cuyos planes y deseos jamás han sido  frustrados y que tiene dominio sobre todas las cosas.
Nuevos órdenes mundiales ha habido muchos, pero nunca la historia ha estado fuera de la dirección y autoridad de Dios. Lo que hoy ocurre, ya ha ocurrido antes. Nuestra tarea no es adivinar tiempos, es darle a conocer a él y poner en práctica su Palabra, gozosos del cuidado que tiene de nosotros.
¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.                                                           Isaías 40:28 RV60
En Cristo,
J. David Amador M.
Pastor