En estos días estamos cumpliendo un año más como iglesia. Confiamos en Dios que vendrán muchos más.
En este tiempo, preparando el mensaje para el Culto de Acción de Gracias por este aniversario, he estado haciendo memoria de lo que hemos vivido como iglesia. De todo el tiempo que ha transcurrido y la gran cantidad de personas que han colaborado en esta obra, de las muchas personas que han pasado por la iglesia. Es una historia rica en detalles y anécdotas.
Dios ha sido fiel, y ha cumplido en abundancia lo que al principio de esta obra puso en nuestros corazones, cuando dejamos a un grupo de personas para responder al llamado de Dios e iniciar una nueva obra: Aun no conocemos a todos los que han de formar parte de nuestra vida y muchos serán grandes compañeros y amigos. Y es verdad que Dios nos ha rodeado de un grupo amoroso de personas que ha aprendido a construir en equipo lo que hoy es la Iglesia Cristiana Evangélica Transformación de Vida.
Es cierto, la historia de esta obra inicia el 16 de Septiembre de 2001, cuando un grupo de cinco jóvenes se reunión en nuestra casa, cuando mi esposa y yo apenas estábamos considerando lo que deberíamos hacer para iniciar una obra. Pensábamos tomar un tiempo para orar, planear y buscar consejo. Pero este grupo de jóvenes llegó con mucho entusiasmo, y al siguiente domingo ya había más jóvenes y una familia que había traído invitados. Esto fue el emocionante inicio de un camino donde Dios nos ha manifestado su voluntad y nos ha dado su respaldo de manera constante.
Fue una experiencia difícil el que tres años después tuviéramos que reconsiderar el trabajo que habíamos hecho. Esto ante la partida de varias personas que se dispersaron a diferentes iglesias, instigados por varios pastores. No fue que desearan fundar una nueva iglesia porque su deseo fuera glorificar a Dios y que al menos yo como pastor fuera un estorbo para ello. El hecho de no permanecer unidos manifestó que su deseo era seguir cada uno su propio camino.
Así terminó una etapa de trabajo, con algunos incluso de por lo menos cinco años de estarlos instruyendo cada semana. Sin embargo, aunque con tristeza, pero era necesario dejarlos ir, si esa era su voluntad, pues debemos confiar en lo que Dios ha determinado para cada uno.
Nuestra bendición para cada una de esas personas, que ya no forma parte de nuestras vidas, pero esperamos que toda enseñanza y formación que les brindamos llegue a dar un buen fruto que glorifique a Dios y les edifique a ellos.
Por nuestra parte, nosotros decidimos continuar con aquellos que buscaban ser edificados en lo que como iglesia desarrollábamos, y fue así que decidimos reiniciar esta obra, aprendiendo la experiencia y hoy Dios nos permite llegar a catorce años como iglesia.
Es por
este motivo que he escrito esta breve meditación, la cual confío sea de
edificación y ánimo para todo aquel que busca respuesta en Cristo a lo que
tiene que ver con su vida.
Una Vida, una oportunidad
Lo que Dios nos ha concedido antes de la eternidad
Empecemos hoy reflexionando sobre la vida que cada uno
llevamos: Esta vida que ahora vives ¿es la vida que habías deseado desde tu
infancia? ¿Estás confiado de que esta vida es la que Dios quiere para ti? ¿O
solo has caminado por donde el camino te lleve, sin ninguna expectativa de lo
que encontrarás al final de la senda?
Pensemos un poco más ¿Qué intención habrá tenido Dios al
dejarnos aquí una vez que nos dio salvación, dejándonos en este mundo que no se
conforma a su voluntad, ni le desea reconocer como soberano? ¿Por qué Dios no
nos tomó cuando nacimos de nuevo al creer en Cristo, y nos llevó a la eternidad
con él?
En realidad hay una gran cantidad de cristianos que piensan
que la salvación es el final de todo y que no hay nada para el cristiano antes
de irse a la eternidad, por eso cubren la mayor parte de sus cultos con cantos
y palabras motivacionales, dejando casi excluida la exposición de la Palabra y
en algunos casos definitivamente la predicación de la Biblia es una completa
extraña.
Sin embargo la Biblia se encuentra llena de enseñanza
respecto de cómo vivir esta vida, pero sobre todo nos deja claro el propósito
que Dios ha tenido al dejarnos en el mundo una vez que hemos sido salvos.
He enseñado por mucho tiempo sobre el plan de Dios de
transformarnos a la imagen de Cristo mientras estamos aquí en la tierra, pero
hoy extenderé la visión sobre su propósito para esta vida. Dios nos ha dejado
en esta vida también como una concesión, un tiempo para alcanzar aquello que en
la eternidad solo será pasado.
Dios nos ha dado esta vida para que experimentemos lo que es
tener fe, para que vivamos la vida con un corazón apacible y emocionado a la
vez, emocionado por lo que hemos de producir, por lo que hemos de transformar,
o por la gente a la que hemos de conocer, porque estamos confiados en él.
Y aunque por ahora no lo vemos, él nos manifiesta su cuidado
y compañía de manera constante, de modo que podemos tener una comunión real con
él mientras caminamos en esta tierra, pues hablamos con él al orar y él está
hablando a nuestra vida cuando leemos su Palabra.
Construimos, enseñamos, plantamos y cosechamos, producimos y
encontramos satisfacción en todo ello, una satisfacción completa cuando vivimos
en comunión con Dios.
Conocemos personas, platicamos, comemos juntos, practicamos
algún deporte, o vemos algún deporte y nos emocionamos con ello, porque Dios
nos lo ha concedido, y porque es a través de todo esto que hoy hacemos, a
través de nuestra vida cotidiana, que somos transformados a la imagen de
Cristo.
Tal es la realidad de nuestra vida, y la razón por la que Dios
nos concede tiempo aquí para seguir realizando obras que bendigan a las
personas y nos edifiquen a nosotros. De este modo somos testimonio a las
personas de su necesidad de salvación, y del amor y la presencia de Dios.
Sigamos avanzando en lo que Dios nos ha concedido y
disfrutemos de él y de la transformación que está obrando en nuestras vidas.
En Cristo,
J. David Amador M.
Pastor
J. David Amador M.
Pastor