Afirmando nuestro conocimiento de Cristo
A
partir de este domingo (7 de enero 2018) iniciamos el estudio de lo revelado sobre
Jesús en la Carta a los Hebreos.
El
propósito al llevar a cabo el estudio de este libro de la Biblia es el de
formar un concepto más completo sobre la persona de Jesucristo, en cada uno.
Lo
que creemos acerca de Dios, lo que creemos acerca de Jesús como Dios, Hijo de
Dios y como Salvador, influirá en mucho en nuestra propia identidad como
cristianos y por lo tanto en la manera en que vivimos y en cómo lo damos a
conocer a las demás personas.
Esto
deberá llevarnos a entender más el concepto de “ser la imagen de Cristo”, así
tendremos más claro a que se refiere Dios cuando en la Biblia nos enseña que
este es su propósito con nosotros, y que es lo que espera ver en nosotros.
Por
lo tanto esperamos que al estudiar lo que Dios nos revela en este libro, seamos
plenamente capaces de ajustar nuestra vida a lo que Jesús va significando para
nosotros.
Desde
el inicio del estudio de la carta a los Hebreos encontramos las características
esenciales de Jesús respecto de su relación con la iglesia.
Lo
que la carta nos dice es que:
- Jesús es el canal de revelación de parte de Dios
para nosotros. Esto elimina la subjetiva e inestable corriente de profetas
modernos que han logrado llevar de vuelta a un gran grupo de creyentes a la
iglesia de la edad media. Lo que leemos es que ahora Dios ha hablado por medio
del Hijo.
A los padres, en otro tiempo, les habló por medio
de los profetas, pero ya no estamos en los tiempos del Antiguo Testamento,
aunque algunos predicadores abusan de la predicación del Antiguo Testamento
para manipular por medio de él.
Por lo tanto debemos entender el sentido lineal y
progresivo de la historia bíblica, pues nosotros estamos en los postreros días,
estos días finales que iniciaron con la ascensión de Cristo y no como los
sensacionalistas que haciendo gala de supuestas señales, afirman que estos, los
de este año, son los días finales, impresionando a muchos con su ideología.
Es así que en estas primeras líneas de la carta
vemos que un correcto concepto de Jesucristo, tomado de su Palabra, derriba
argumentos engañosos. Y el concepto que sigue puede de igual manera instruir a
quienes se les ha enseñado que por ser “hijos del Rey, se merecen lo mejor”.
Pues el Hijo, es el heredero de todo, como Juan 3:35 señala:
"El Padre ama al Hijo y ha entregado todas las cosas
en Su mano.
Y aunque Romanos 8:17 señala que somos herederos
por ser hijos, y por lo tanto somos coherederos con Cristo, entendemos que no
hay herencia sino por el mérito de Cristo, no por el nuestro, pues somos
herederos debido a él, en quien nuestra vida está escondida (Col. 3:3).
Es importante colocar al Hijo en el lugar correcto,
por eso la Biblia nos dice que él es el creador, y la carta señala que Dios ha
creado todo por medio de él.
Él Hijo es la “Palabra” (logos), la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre y que
nos ha dado una nueva vida (1 P. 1:18). Es la Palabra viva, eficaz y cortante
que discierne los pensamientos y las intenciones del corazón, ante la cual nada
está oculto (Heb. 4:13-13).
Por lo tanto es la revelación de Dios por medido de
la cual él se ha dado a conocer (Jn. 1:18), esa es la razón de que la carta nos
diga que Jesús, el Hijo, es el resplandor de la gloria de Dios y la expresión
exacta de su naturaleza. O en las palabras que él mismo dijo “el que me ha
visto a mí, ha visto al Padre”, pues él es la imagen del Dios invisible (2 Co.
4:4, Col. 1:15).
Y además de ser creador, también es el que sostiene
todas las cosas. A esto es a lo que los judíos del tiempo intertestamentario se
refirieron como “providencia”, ya que es el Hijo quien sustenta todas las cosas
por la palabra de su poder.
Jesucristo, una vez que llevó a cabo la
purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,
ahí en el lugar donde Dios después de resucitarnos con Cristo, nos sentó con él
en los lugares celestiales (Ef. 2:6).
Esto habla de una obra que ha sido completada en su
totalidad (Jn. 19:30), pues es importante reconocer la certeza de nuestra
salvación en la obra de Jesucristo, y la totalidad de la obra, que aunque por
ahora apenas estamos experimentado en nosotros, es resultado de una obra
completa a la que no hay que agregarle nada más.
Por todo esto que vemos en los primeros versículos
de la Carta a los Hebreos, entendemos la importancia de un correcto concepto de
Jesucristo, revelado por él mismo en su Palabra.
En los años que vienen muchos se seguirán
levantando engañando y siendo engañados, incluso engañarán a los escogidos.
Es sorprendente la facilidad con la que el engaño
llega a dominar grandes grupos de personas, arrastrando a muchos al error “en
el supuesto nombre de Jesús”. Pero todo esto no debería tomarnos por sorpresa,
pues Jesús ya había hablado de ello, ya lo había advertido en su Palabra.
La ignorancia nunca ha glorificado a Dios, al
contrario, ha destruido al pueblo de Dios y le ha llevado a establecer su
propia justicia, como fue el caso de pueblo de Israel:
Porque yo testifico a su favor de que tienen celo de
Dios, pero no conforme a un pleno conocimiento. Pues desconociendo la justicia
de Dios y procurando establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia
de Dios. Romanos
10:2 -3
Y es por eso que debemos meditar en la Palabra y
conocer a Dios a través de ella. Sin embargo muchos han tratado de hacer frente
al engaño, estudiando en qué consisten los falsos movimientos, a fin de
altercar con sus miembros. Eso no se podría considerar malo para nada. Sin
embargo la práctica ha demostrado que cuando se lleva a cabo esto, ellos mismos
terminan apartándose del camino, llegando a constituirse en un movimiento
errado por haber olvidado un principio muy sencillo: conocer a Jesús a través
de su Palabra, y no enfocándose en el deseo de definir argumentos en contra de los
que engañan.
Aunque debemos combatir ardientemente por la fe que
nos ha sido entregada, es importante que tal defensa se base en un certero
conocimiento de Cristo a través de su Palabra, y no solamente por tomar
versículos de aquí y de allá, sino de una lectura, sería, constante y ordenada,
de la Palabra de Dios.
Lo que el escritor de la carta a la Hebreos
realiza, es un trabajo que tiene como finalidad guiarnos para vivir
correctamente en este mundo, el mundo no cristiano. Y esto lo hace al
establecer en nuestra mente y corazón un correcto concepto de Jesucristo que
delimitará todas las demás cosas que vamos aprendiendo y le dará orden a las
que ya conocemos.
En Cristo,
J. David Amador
Pastor
J. David Amador
Pastor
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